Para conseguir un acabado estético y que aporte protección a los perfiles de aluminio, se puede optar por el lacado de los mismos. Mediante este proceso se recubren los perfiles con pinturas a base de resinas de poliester, que aportan gran resistencia a los rayos UV, los agentes atmosféricos y la corrosión.
La principal ventaja de esta opción es la amplia gama de colores a elegir, tanto de la carta RAL, como de acabados especiales (metalizados, con texturas, etc.).
El proceso del lacado consiste en varias fases:
- Preparación de la superficie, para limpiar la superficie de suciedad o cualquier tipo de contaminación, que pudiera afectar a la protección y acabado final de los perfiles. Para ello, se quita una capa superficial del perfil que será, según marca el sello Qualicoat, de 1 g/m2 ó de 2 g/m2 para el sello Qualicoat Seaside.
- Pretratamiento químico, para conseguir una gran adherencia de la pintura y mejorar el comportamiento frente a la corrosión. Estos tratamientos son en base a Titanio o Zirconio.
- Recubrimiento con pintura en polvo, se aplica en una sola capa y pueden ser de cualquier color de la carta RAL con distintas opciones (brillo, mate, etc.) La capa de pintura es de 60 µm. como mínimo y se deposita electrostáticamente sobre los perfiles para después pasar a los hornos de polimerizado de la misma. Estas pinturas son ecológicas y no incorporan ningún elemento contaminante.
Gracias a la resistencia y ligereza del aluminio se pueden hacer perfiles esbeltos para cubrir grandes huecos dando protagonismo a la luz. Si, además, se opta por un acabado de los mismos mediante el lacado, se amplia la gama de opciones de color y texturas de forma prácticamente infinita, pudiendo elegir el que cumpla con los gustos más variados, facilitando la labor de arquitectos, decoradores, interioristas, etc.