Barandillas de aluminio: seguridad y diseño en la fachada

  • Fecha: 15 de Marzo de 2018

Según la Real Academia de la Lengua, la definición de barandilla es: “Antepecho compuesto de balaustres de madera, hierro, bronce u otra materia, y de los barandales que los sujetan, utilizado comúnmente para los balcones, pasamanos de escaleras y división de piezas”.


Pero, lo cierto es que la variedad de tipologías y materiales que las conforman las convierten en un elemento de la fachada con gran protagonismo, tanto en la estética de la misma (función principal), como en la seguridad de los usuarios del edificio; por lo que esa definición parece quedarse corta en su descripción.

La barandilla es un tipo de parapeto que constituye un elemento de protección para balcones, escaleras, etc. Dependiendo de la estética que se quiera obtener, se pueden configurar con diferentes elementos (barrotes, vidrios, mixtas, etc.) y distintos materiales. Pero, siempre tienen que cumplir con los requisitos indicados en la normativa aplicable. No sólo tienen que ser bonitas, además tienen que ser seguras.

En los diferentes documentos básicos del Código Técnico de la Edificación, se indican parámetros de altura, resistencia y características constructivas que deben cumplir. Por eso, es necesario, antes de realizar cualquier barandilla, hacer unos estudios y cálculos previos.

Siempre hay que elegir “sistemas” que estén homologados y contratar para la fabricación y el montaje a profesionales que garanticen su correcta ejecución. Cuando se trata de la seguridad de las personas, buscar la solución más barata puede ser la opción más cara a la larga.

El aluminio, gracias a su resistencia, posibilidades de conformación, ligereza y durabilidad, es el material idóneo para realizarlas. Junto con el vidrio, se pueden crear elementos seguros que permiten al proyectista personalizar la fachada del edificio.


 

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